Llegaron desde Buenos Aires en el verano para vender tortas fritas en la playa y en marzo, cuando comenzó la cuarentena, se enteraron que esperaban un hijo. No quieren volver a su lugar de origen por temor al coronavirus y piden colaboraciones de cualquier tipo y trabajo.
Una pareja de Buenos Aires llegó a Corrientes durante el verano con el objetivo de trabajar vendiendo tortas fritas en la playa, hasta que los sorprendió la pandemia, que los dejó varados y prácticamente sin recursos. En marzo se enteraron que serán padres y decidieron comenzar una nueva vida en suelo correntino; pero su situación es de extrema vulnerabilidad, por lo que apelan a la solidaridad de todos los que puedan ayudarlos.
HISTORIA
"Vinimos a Corrientes, esta linda ciudad, con el motivo de trabajar en el verano en la Costanera, pero comenzó lo del coronavirus y no pudimos volver a destino. Por eso estoy necesitando de su ayuda para poder rehacer de vuelta nuestra vida acá, ya que mi mujer está embarazada de seis meses y por su seguridad, y la de mi hijo, decidimos quedarnos, pero realmente estamos en una situación complicada", escribió Jonathan Rodríguez, de 25 años, para describir el drama que vive junto a su compañera, Vanesa Arias, de 35.
El motivo principal por el que la pareja decidió radicarse en Corrientes es el temor al gran impacto que tiene el Covid-19 en el Centro del país. "A Buenos Aires no queremos volver, más que nada por el tema del virus, porque donde vivíamos hay muchos casos. Queremos quedarnos acá", comentó el joven.
Durante este tiempo, ellos deambularon por la ciudad y durmieron en la calle, hasta que, gracias a la Asignación Universal por Embarazo, pudieron alquilar una pieza. De todas maneras, el dinero no les alcanza para subsistir y Jonathan sale todos los días a pedir comida y ropa casa por casa, mientras Vanesa cocina roscas azucaradas para venderlas en la calle.
Por desgracia, recientemente les informaron que pueden permanecer en el lugar donde viven hasta antes de los nueve meses de embarazo, debido a que el dueño no acepta niños en la propiedad.
En ese espacio que transformaron en su hogar, apenas tienen un anafe eléctrico, una pequeña televisión y un colchón que está en el piso, ya que no cuentan con una cama. Además, uno de sus bienes más preciados es una pequeña y maltrecha olla que utilizan diariamente para cocinar, que les quedó desde el verano, cuando la usaban para freír chipacueritos.
"No tengo trabajo y vivo el día a día gracias a lo que la gente me da para poder comer. No tenemos nada; ni cocina, ni muebles, ni heladera", relató Jonathan, para luego agregar: "Dormimos en el piso y está haciendo mucho frío".
Al futuro padre, lo que más le urge conseguir es un trabajo, dado que no quiere "seguir molestando a la gente casa por casa". "Tengo la idea de trabajar acá en Corrientes y que nos quedemos a vivir acá", resaltó.
En referencia al empleo, afirmó que no tiene ningún tipo de preferencias, aunque mencionó que sabe realizar trabajos de albañilería, pintura y poda de césped. "Cualquier cosa me viene bien, no tengo nada y no me voy a estar haciendo el exquisito", reconoció.
Sobre la salud de su pareja y su hijo que está en camino, contó: "Por suerte tiene controles, está bien de salud, pero ella es anémica y por ese tema el doctor dijo que tiene que comer un poco mejor y a veces no se puede porque no tenemos".
Vale mencionar que el seguimiento del embarazo lo realizan en la Sala de Atención Primaria de la Salud (Saps) Doctor Sussini, donde le practicaron todas las ecografías y análisis necesarios.
PEDIDO SOLIDARIO
Las personas que quieran colaborar con esta familia, pueden comunicarse al 364-4256638. Además de trabajo y un lugar para alquilar donde les permitan estar con su bebé, ellos necesitan de manera imperiosa alimentos, ropas, calzado (talles 37 y 42), frazadas, muebles y electrodomésticos.
"El que me quiera ayudar bienvenido sea y les voy a agradecer mucho de corazón porque yo no tengo nada acá, recién empiezo. Ni familia tengo acá", concluyó Jonathan.
El Libertador
