"Una familia recorta primero en salidas recreativas. Junto con ello, ajustan los gastos en indumentaria. Si ello no es suficiente, el recorte llega a los alimentos: carnes, gaseosas, lácteos, frutas y verduras. Finalmente, se deja de consumir en el rubro más sensible: medicamentos", analiza el reporte.
Al mismo ritmo que bajó el consumo de carne y verduras, se incrementó la compra de productos derivados de las harinas como las pastas y el arroz. El consumo de carne está en 50 kilos por persona de forma anual, el más bajo en diez años.
El consumo muestra que la crisis se profundizó en marzo, mes en que se hizo la encuesta: mientras que en enero de 2019 las salidas recreativas bajaron en un 63% de los encuestados, en marzo alcanzó el 73%.